Los Doce Pasos y las Doce Tradiciones son el núcleo filosófico y práctico de Alcohólicos Anónimos (A.A.). Estas dos estructuras guían tanto el proceso de recuperación personal de los miembros, como la forma en que los grupos de A.A. operan y se mantienen saludables. A continuación, te explico en detalle ambos.
Doce pasos
Los Doce Pasos son una guía espiritual y práctica que ayuda a las personas a recuperarse del alcoholismo. Fueron desarrollados por los fundadores de A.A. en 1935 y se centran en aceptar la propia impotencia ante el alcohol, buscar ayuda en un poder superior, hacer un inventario personal, reparar daños causados y ayudar a otros alcohólicos.
Más allá de dejar de beber, los pasos promueven una transformación interna basada en la honestidad, la humildad, la responsabilidad y el servicio. Son el camino que miles de personas han seguido para lograr y mantener la sobriedad, un día a la vez.
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Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestra vida se había vuelto ingobernable.
Reconocer la adicción y aceptar que no se puede controlar el consumo de alcohol es el primer paso hacia la recuperación.
Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.
Este paso habla de la necesidad de abrirse a la idea de que algo más grande que uno mismo puede ofrecer apoyo y guía en el proceso de curación.
Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios, según lo concebimos, entregándonos a Él.
Este paso habla de la rendición, el acto de dejar ir el control y confiar en un poder superior (puede ser Dios, la naturaleza, o un principio espiritual personal).
Hicimos un minucioso y valiente inventario moral de nosotros mismos.
Reflexionar profundamente sobre las propias acciones, defectos y comportamientos, para empezar el proceso de autoevaluación.
Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, la exacta naturaleza de nuestros defectos.
Confesar abiertamente nuestros errores y defectos de carácter, para liberar el peso del arrepentimiento y la culpa.
Estuvimos enteramente dispuestos a que Dios eliminara todos estos defectos de carácter.
Estar dispuestos a dejar ir los comportamientos autodestructivos y permitir que un poder superior nos guíe hacia el cambio.
Le pedimos humildemente que nos librara de nuestras imperfecciones.
Este paso enfatiza la humildad y la necesidad de buscar la ayuda de un poder superior para transformarse.
Hicimos una lista de todas las personas a quienes habíamos perjudicado y estuvimos dispuestos a enmendar el daño que les habíamos causado.
El reconocimiento de las personas que hemos herido y la disposición a reparar el daño causado es esencial para sanar las relaciones rotas.
Hicimos directamente enmiendas a tales personas siempre que nos fue posible, salvo cuando el hacerlo pudiera perjudicarles a ellas o a otros.
Actuar para reparar los daños, siempre que sea posible, para sanar las relaciones y avanzar en la recuperación.
Continuamos haciendo un inventario personal y cuando nos equivocamos lo admitimos de inmediato.
El autocuidado constante y la disposición a corregir los errores a medida que ocurren es esencial para mantenerse en el camino de la sobriedad.
Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, tal como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos mostrara su voluntad para con nosotros y nos diera la fortaleza para cumplirla.
Este paso se enfoca en la importancia de la espiritualidad en el proceso de recuperación, promoviendo la conexión con un poder superior a través de la oración y la meditación.
Habiendo experimentado un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.
El último paso es compartir lo que hemos aprendido con otros, convirtiendo nuestra experiencia de recuperación en una herramienta para ayudar a los demás, mientras continuamos practicando los principios de A.A. en nuestra vida diaria.
Doce tradiciones
Mientras que los Doce Pasos se enfocan en el proceso de recuperación personal, las Doce Tradiciones se centran en cómo los grupos de A.A. deben organizarse y funcionar para ser efectivos y saludables a largo plazo. Las tradiciones ayudan a A.A. a mantenerse unida, asegurar la estabilidad organizacional y preservar su misión.
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Nuestro bienestar común debe estar primero; la recuperación personal depende de la unidad de la sociedad.
La unidad es esencial para la supervivencia y el éxito de A.A. Los intereses del grupo deben prevalecer sobre los intereses personales.
Para el manejo de nuestros asuntos generales, hay una autoridad que ha de ser elegida por el grupo, pero nunca se debe ejercer el control sobre el mismo.
A.A. no tiene líderes o jerarquías formales. Las decisiones son tomadas democráticamente y por consenso.
El único requisito para ser miembro de A.A. es el deseo de dejar el alcohol.
No hay barreras de entrada en A.A. Cualquier persona que desee dejar de beber puede ser miembro, sin importar su raza, religión o situación social.
Cada grupo debe ser autónomo, salvo en lo que afecte a otros grupos o a A.A. en su conjunto.
Los grupos tienen independencia para tomar decisiones, pero deben actuar de manera que no perjudiquen a otros grupos o a la organización global de A.A.
Cada grupo tiene un solo objetivo primordial: llevar su mensaje al alcohólico que aún sufre.
El foco de cada grupo debe estar en ayudar a las personas que aún están luchando con el alcoholismo, sin distraerse con otros objetivos.
Un grupo nunca debe respaldar, financiar, ni hacer alianza con instituciones o empresas externas, ni intervenir en disputas ajenas.
A.A. debe mantenerse independiente de influencias externas, como negocios, instituciones religiosas o políticas, para preservar su integridad.
Cada grupo debe ser completamente autosuficiente, no aceptando contribuciones externas.
Los grupos de A.A. deben mantenerse financieramente a través de las contribuciones de sus propios miembros, sin depender de donaciones de fuera de la organización.
La membresía de A.A. debe ser voluntaria, sin condiciones.
La participación en A.A. es completamente voluntaria, y nadie debe ser forzado a participar.
A.A. nunca debe ser organizado.
No existe una estructura jerárquica formal. El liderazgo se basa en el servicio voluntario, sin imponer control sobre los miembros.
A.A. no tiene opinión sobre cuestiones ajenas al alcoholismo; por tanto, el nombre de A.A. nunca debe ser arrastrado por polémicas públicas.
A.A. evita involucrarse en debates sociales, políticos o religiosos para mantener su enfoque exclusivo en el alcoholismo.
Nuestra política de relaciones públicas debe basarse únicamente en la atracción, nunca en la promoción.
En lugar de hacer publicidad, A.A. prefiere atraer a los miembros a través de la experiencia y el testimonio personal.
La anonimidad es la base de nuestro principio de solidaridad, siempre recordando que nuestra dependencia mutua depende de nuestra honestidad y el anonimato.
El anonimato es fundamental para que los miembros se sientan seguros y respetados, garantizando un espacio de apoyo sin juicio.
La relación entre los 12 Pasos y las 12 Tradiciones
Los Doce Pasos guían el crecimiento individual y la recuperación, mientras que las Doce Tradiciones aseguran que la organización de A.A. funcione de manera eficaz y sin desviarse de su propósito. Ambas estructuras son esenciales para el éxito y la longevidad del movimiento de A.A.